En otro ciclo, titulado "Sombras recobradas", ví una película checa de George Wilhem, titulada "El tesoro", del año 1923. Resultó entrañable, por una serie de circustancias. El precioso cine donde se proyectaba (cine Doré), el acompañamiento musical que hacía un pianista en la propia sala, la tranquila y culta atmósfera del lugar...
Medio documental, medio ficción, esta película nos vuelve a mostrar el lado rural y mas salvaje de un país tan desconocido para muchos como es Mongolia. La fotografía es excelente, atrapando de forma hermosa la poesía de los paisajes, de los cielos, de los rostros de los protagonistas. Una película para olvidarnos unos momentos de nosotros mismos.
Tambien pude ver "Vivre sa vie" ("Vivir su vida"), de Jean Luc Godard, dentro de las sesiones de la cinemateca del Cine Albeniz, en Málaga. Esta es la cuarta película del director francés que veo,junto a "Al final de la escapada", "El desprecio" y "Alphaville".
Cuenta la decisión de una chica, Nana, interpretada por Anna Karina, de adentrarse en el mundo de la prostitución, movida básicamente por la necesidad de dinero facil. Y lo hace Godard sin estridencias, y sin demasiados cuestionamientos morales, lo cual, he de confesar, que me sorprendió. Quizás lo haya hecho en aras de un determinado posicionamiento estético, que otorga a sus personajes una cierta frialdad, a veces una pose forzada y poco natural.
En cualquier caso, hay en la película unas interesantísimas reflexiones acerca de la persona, de la libertad, de la capacidad individual de elegir. Nana eligión vivir su vida así, y solo ella es responsable de las posibles consecuencias de tal decisión. El momento estéticamente mas bello de la cinta es el maravilloso primer plano de Anna Karina, con los ojos llenos de lágrimas, mientras ve en un cine la película de Dreyer "Juana de Arco". Otro guiño cinéfilo es la secuencia en la que se ve un cine en el que proyectan "Jules y Jim", de Truffaut.
Además de éstas, tambien he visto hace poco "Peeping Tom" ("El fotógrafo del pánico), del británico Michael Powell. Esta bizarra y extraña película es un objeto de culto en la actualidad, gracias en gran medida a Martin Scorsesse, que recuperó la cinta (la cual obtuvo muy malas críticas en su estreno y fue practicamente olvidada) y la distribuyó en USA, donde se convirtió de inmediato en una obra de referencia del cine de terror.
Nos cuenta las andanzas y crímenes de un cámara de cine, que obsesionado con rodar la película perfecta, trata de captar con su cámara el espanto y el miedo en rostro de sus víctimas antes de asesinarlas.
Estéticamente, esta película me recuerda a "El estrangulador de Boston" y, en cierta manera, a "Frenesí", de Hitchcock, y llama la atención los efectos visuales, los fuertes colores utilizados, los movimientos de cámara, así como la cuasi-expresionista utilización de las luces y las sombras.
Por último, deciros que he visto una maravillosa película de Fritz Lang, titulada "Los Nibelungos". Esta película es la magia del cine en estado puro, la belleza llevada a límites de ensueño. Lo que nos cuenta es la historia de Sigfrido, héroe de la mitología nórdica. Pero lo importante aquí , mas que el "que", es el "como". Porque Fritz Lang demuestra su maestría plano a plano en esta obra genial. Los decorados, los efectos, las atmósferas, la planificación. Todo es inmensamente bello y delicado, casi como en un cuento de hadas y brujas.
Cuando la ví, se me vino a la memoria el "Mac Beth" de Orson Welles, quizás por el tratamiento de la luz, de los decorados. Fluye un espíritu mítico común en ambas películas, en mi humilde opinión. Lo que yo pueda decir aquí del director alemán no será más que una insignificancia, una nimiedad al lado de su colosal obra, que es, sin duda, uno de los mas grandes pilares del arte del siglo XX. Que Dios bendiga a Fritz Lang.