Mia: ¿Quieres mas fresas?
Antonius (negando con la cabeza): La fe es un grave sufrimiento. Es como amar a alguien que esta fuera, en las tinieblas, y que no se presenta por mucho que se le llame… (Aceptando las fresas). Sentado aquí, con vosotros, que irreales resultan todas esas cosas. Pierden su importancia.
Mia: Ya no estas tan serio. Así estas mejor.
Antonius: Siempre me acordaré de este día, me acordaré de esta paz. De las fresas y del cuenco de leche. De vuestros rostros a esta última luz. Me acordaré de Mikael, dormidito, y de Jof con su laúd. Conservaré el recuerdo de lo que hemos hablado. Lo llevaré entre mis manos, amorosamente, como se lleva un cuenco de leche recién ordeñada. Me bastará este recuerdo, como una revelación.
Antonius (negando con la cabeza): La fe es un grave sufrimiento. Es como amar a alguien que esta fuera, en las tinieblas, y que no se presenta por mucho que se le llame… (Aceptando las fresas). Sentado aquí, con vosotros, que irreales resultan todas esas cosas. Pierden su importancia.
Mia: Ya no estas tan serio. Así estas mejor.
Antonius: Siempre me acordaré de este día, me acordaré de esta paz. De las fresas y del cuenco de leche. De vuestros rostros a esta última luz. Me acordaré de Mikael, dormidito, y de Jof con su laúd. Conservaré el recuerdo de lo que hemos hablado. Lo llevaré entre mis manos, amorosamente, como se lleva un cuenco de leche recién ordeñada. Me bastará este recuerdo, como una revelación.